CLÁSICOS EN BLANCO Y NEGRO. Fin de curso en el taller de cine

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14/05/2018
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05/06/2018

CLÁSICOS EN BLANCO Y NEGRO. Fin de curso en el taller de cine

Con la película “Calle Mayor” de Juan Antonio Bardem cerramos el actual curso de nuestro taller de cine en el Centro Pignatelli. Tres años dedicados a ver, analizar y gozar del mejor cine clásico. Y en blanco y negro. Porque la edad de los films así lo imponía y porque el blanco y negro no significa una carencia de cromatismo, ni mucho menos priva al espectador del disfrute visual. Más bien, si me apuran, aviva la imaginación y nos devuelve a aquellos tiempos en que el cine era clara expresión de un lenguaje distinto y diferenciador de la realidad. Serán cosas de viejo aficionado, pero me encantan esas imágenes tan sugerentes, tan de cine, que tienen vida propia con sabor añejo.

Por nuestro taller – digo “nuestro” porque, si el conductor del taller ha disfrutado con su trabajo, los alumnos, más de cien, con su fidelidad y entusiasmo cinéfilos, han hecho de estos encuentros una especie de cita familiar – por nuestro taller, digo, han desfilado en estos tres primeros años grandes maestros de la historia del cine. En la autoría y en la interpretación. Los clásicos. Quizás no todos los films vistos sean obras excepcionales ni pertenezcan al Olimpo de las Obras Maestras. Muchos de ellos sí. Pero sí son obras de una densidad dramática y de una belleza formal fuera de toda duda.

Películas que marcan época, que imponen estilo y, a menudo, piezas de referencia inimitables. Películas visionadas de manera repetida, emociones sobre las que se vuelve, experiencias íntimas en las que se ahonda en cada sesión. Aquel personaje, aquella frase, aquel instante congelado para siempre y, sin embargo, impactante como la vez primera.

Es la magia del clásico. «Enredos teóricos aparte – se lee en la presentación del taller – la existencia de un cine que llamamos clásico es algo fuera de cuestión. Pertenece al género de lo ya conocido, e instala al cinéfilo bajo una especie de cielo protector«. Esa especie de clima seguro y acogedor por el que el cine clásico permanece.

Hemos disfrutado de películas míticas, Casablanca, La gran ilusión, Laura, Roma ciudad abierta, Testigo de cargo, Gilda, Las noches de Cabiria, La mujer pantera, Viridiana, Surcos, Calle Mayor, La calle 42… Y aquí viene a  cuento lo de “enredos teóricos aparte” que escribía más arriba. Es muy posible que algunos de estos títulos no entren la lista oficial de clásicos. Lejos de mí andar repartiendo a estas alturas certificados de clasicismo. Los títulos programados han sido “nuestros clásicos”. Nuestro rinconcito en la historia crítica del cine que ocupamos con humildad, y en el que hemos rozado con los dedos, en cada proyección, algo de felicidad. Lo decía Theodor W. Adorno. “Aquel que se sumerge en la obra de arte está por ello mismo dispensado de la miseria de una vida que se le aparece siempre como insuficiente”. Pues eso, que quedamos a la espera del curso que viene.

Luis Úrbez

(Departamento de Cultura. Responsable del curso de Cine)

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