¿Cómo se explica que en España, la fuerte presencia de la Iglesia como transmisora de la Fe en la Escuela, los Medios, la familia etc se traduzca en apenas un 9% de jóvenes católicos?
Como todo en la vida, no hay una única razón. Así a bote pronto se me ocurren tres tipos de posibles:
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Razones ambientales relacionadas con la secularización y la cultura dominante
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Razones internas de la escuela católica que no logra estar a la altura de su labor evangelizadora
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Y Razones de tipo teológico si se quiere.
De las ambientales incidiría por un lado en que son las familias las primeras transmisoras de la fe y la escuela es subsidiaria siempre, por eso si en la familia no hay auténtica vida religiosa, ya puede hacer la escuela virguerías -en la mayoría de los casos, claro está, siempre puede haber excepciones- que poco éxito tendrá. En las ambientales está también que los niños, adolescentes y jóvenes -como los adultos por otra parte- están sometidos a una inmensa batería de estímulos, noticias y medios que tienen bastante más peso culturalmente que lo religioso de la escuela, y que los educan más en el desarrollo emocional, psicológico, etc. Es el peso de la sociedad y el ambiente cultural -también de amigos, etc- el que parece educa aún más que la escuela. Los que pertenecen a ese 9% están vinculados por relaciones de amistad, de experiencias, culturales y sociales, que arman su fe. Eso es la Iglesia también. Hay algo aquí de Gramsci claro está: Domina la cultura y dominarás todo.
De las internas de la escuela, pues qué os voy a contar que no se imaginen ustedes. A veces nos centramos en «valores» y no tanto en la fe… no porque estén enfrentados, evidentemente, sino porque no logramos conectarlos en el discurso, el imaginario y el proceso educativo de la fe en nuestras escuelas. Celebramos la paz y la ecología y demás, y bien hecho está, pero no somos capaces de darle el armazón explícito de lo religioso. Y cuando lo intentamos, nuestros recursos no están actualizados al elemento cultural de hoy sin perder hondura. O caemos en la superficialidad o caemos en la pesadez. Salvo honrosísimas excepciones, y meritorios intentos, claro está. Hago diagnósticos generales… con lo peligroso que es eso. Por otra parte, la falta de vocaciones comprometidas (religiosas, sacerdotales y laicales) hace que los agentes evangelizadores de la escuela católica sean, primero de todo, los profesores… que no siempre tienen compromisos de fe. Y el mercado laboral y la selección de personal es la que es, porque nuestra sociedad es la que es. Se intenta formar desde luego al profesorado, pero hablamos del sagrario de la conciencia personal, es difícil acoger la conversión a la fe… que no deja de ser un don de Dios.
Y ahí quizás entrarían las teológicas. La fe es un don que se ofrece a todos, pero no todos acogen. Todos los jóvenes pasan -todos los seres humanos, más o menos- hemos pasado por la duda y la crisis de fe, más o menos seria, y es necesario para romper con imágenes infantiles de Dios, con falsas idealizaciones eclesiales, etc. No logramos ser verdaderos puentes, pero a fin de cuentas, el ser humano es libre para dar o no el paso… Junto a ello, tampoco se puede olvidar que el evangelizador, predicador, catequista, educador en la fe, misionero, es un sembrador para que OTRO recoja… y no nos es dado conocer cuando es el tiempo de la cosecha, sólo que el nuestro es de siembra…
En fin, Pues así a bote pronto, esas ideas, más intuidas que estudiadas, aunque todas corroboradas en la experiencia- son las que me atrevo a proponer respondiendo a esta pregunta.
Fray Vicente Niño Orti, OP
Blog publicado el 31 de enero de 2023